Arcos Ipiña. Tomada por Hernández Guerrero Silvia

"Como todos los días al abrir, acomodamos cosas, sacamos sillas y mesas; al acercarme a las puertas para quitar los seguros, en los vidrios de estas se ven huellas pequeñas, como de niño. . . Lo cual es realmente extraño, pues en esas mesas, es donde menos niños se acercan, no hay manera de que algún niño deje la huella de su mano sin que lo hayamos visto el día anterior"

"Al entrar a cocina, hay un pequeño espacio tipo "recibidor" en el cual siempre se siente la presencia de una persona. Bueno, al estar cocinando, debemos voltear atrás para tomar y volver con los ingredientes para trabajar, al hacerlo, por el rabillo del ojo se ve a una silueta negra, a veces sentada, a veces de píe o recargada, dirás, "Solamente es una ilusión óptica" pero se siente la presencia a veces estás tan concentrado que piensas que es un mesero y va a entrar con los platos, te preparas para no estorbarle hasta que te das cuenta de que todos están afuera.

Esta presencia es básicamente algo cotidiano ya, puedes ver su silueta por el rabillo del ojo, sentir como está detrás de ti observando lo que preparas, en ocasiones es tan fuerte su presencia que lo ves a un lado de ti, una persona de tez clara vistiendo ropa de diferente color."

"Una ocasión, aproximadamente a las 11 pm, mi compañera y yo limpiábamos las mesas donde ponemos parte de los ingredientes, ella limpiaba las cajas de pan, con una rodilla al piso y la otra flexionada; Me agache para limpiar el jabón de la parte baja de la  mesa, cuando de pronto levanta la cara y llama mi atención -¿Te digo algo y no te asustas?- extrañada me acerqué a ella para escucharla, inexplicable fue mi sorpresa al escuchar -Lo vi de pie detrás de ti. . .- Un frío recorrió mi espalda al imaginarlo, sin embargo guardé la calma posible y fui a encender las luces de ese, el "recibidor" donde la presencia, está vez había tomado una forma más definida. . ."

"Otra de esas noches, un viernes donde a la hora de cierre se le sumaba otra más, al haber cerrado ya el local y hacer las labores de limpieza cotidianas, me tocó ir al mini almacén donde se guardan las escobas, jabones y demás productos; todo estaba oscuro, claro, para evitar que alguna persona pensará que aun había servicio. Comencé a llenar una de las cubetas cuando de pronto, una presencia negra se posó detrás de mi hombro izquierdo, de nuevo... Ese frío recorrió mi espalda, podía sentirlo y la presencia sabía esto, se quedó ahí observando mientras intentaba guardar la calma, sabía que si volteaba asustada le vería, haría algo; al terminar de llenar la cubeta cerré la llave, tomé la cubeta y di pasos en reversa evitando voltear la cara, caminé naturalmente hasta cocina, donde mis demás compañeros de carne y hueso trabajaban limpiando. Se sintió un ligero alivio, pero eso seguía ahí. . .Observando"

"Sabía que, en ocasiones esta presencia, o una de ellas, pues no sabemos cuántas hay, en contadas ocasiones llamaba a alguno por su nombre haciéndonos preguntar al compañero de al lado "¿Dijiste algo?" o "¿Mande?" cuando está persona ni siquiera sabe de qué hablamos. sin embargo no pensaba escuchar algo tan claro como es domingo. Está vez, haciendo el aseo de la barra donde se entrega la comida, a una hora mucho más temprana y aun con tenue luz del sol ocultándose, quité un a tabla de cortar para tirar los residuos en el bote de basura que había dejado a mi izquierda, a penas volteaba cuando un dedo tocó mi brazo en señal de querer llamar mi atención, graciosa fue mi sorpresa al ver que solo había vació a mi lado, nadie había entrado ni pasado cerca de mi, pensé me habría tocado un mesero y se había escondido, pero al asomarme al recibidor no había nadie. . . Continué limpiando. Minutos después tome un bote con agua y jabón y pasé del lado donde los meseros recogen la comida para llevarla a los comensales, una limpieza normal, quitando restos de comida o aderezos adheridos a la madera. . . Todos estaban en cocina limpiando superficies, lavando trastes y tallando lo que faltaba del piso. De la nada, una voz tierna, de una niña tal vez... Muy cercana a mi dijo -Uno de ustedes sabe ayudarme. . .- me sorprendí pero no procese el hecho, esas palabras retumbaban suavemente en mi cabeza. . Volví dentro de la cocina y al ver al frente me dí cuenta de eso, todos estaban adentro, la única chica que podría haber dicho algo así estaba lavando trastes y en ningún momento se acercó cuando yo limpiaba . . . Regresé y pregunté de qué manera podía ayudar, pero no obtuve una respuesta tan clara como la anterior. 

No he vuelto a escuchar algo con esa claridad de nuevo."

"Como siempre, habíamos acabado de limpiar todo el lugar, estábamos meseros y cocineros juntos esperando la llegada de los taxis, había música en los estéreos, varios en su celular, otros platicando o simplemente observando a quien pedía los taxis. 

El teléfono comenzó a sonar-¿Bueno? - -. . . - Silencio total.El chico extrañado colocó el teléfono en su posición original y continuó en la búsqueda de taxi, hasta que de nuevo: El teléfono sonaba insistentemente, pero al responder no había respuesta alguna . . . Le miré con extrañeza, quizás alguien estaba aburrido a la 1:30 de la mañana. 

Continuamos escuchando música, uno de los chicos se había acercado para desconectar su celular de donde cargaba, cuando de pronto... Un chillido, un grito escalofriante sonó por las bocinas del restaurante, todos volteamos a verlo, pensando que había movido algún cable... Sin embargo, el lugar del estéreo y su cargador eran relativamente lejanos. . . -No fui yo, la música es de la radio no de mi celular. . - Todos nos extrañamos aún más. . .Parecía la voz de una mujer... Queriendo llamar la atención de alguien. .. O de todos."

"La más reciente ha sido, hace unos días, y como se hizo costumbre, otro hecho ocurrió durante la noche, cuando el lugar deja poco a poco el ajetreo y presión de las comandas y comensales molestos o impacientes. Una de las chicas se acercó por donde yo, iba a apagar la freidora, pues debía comenzar a enfriarse, le vi mover la perilla y volver a su área para recoger.

Así continuó un buen rato, limpiamos, guardamos cosas, y cuando quisimos mover la freidora y estufas para limpiar el piso tras ellas, la chica me miró asustada.